El retorno del estilo Y2K

Valentina Ríos
Fashion sociology consultant

No es novedad que el espíritu de los 2000, que se podría definir como un estilo desenfadado, libre y de mucha sensualidad, está de vuelta, ¿pero qué hace que no sólo las tendencias, sino también las marcas de los inicios de los 2000 sean resucitadas?

Es normal que las tendencias vuelvan, normalmente traídas al presente por la generación que no había nacido o era muy pequeña para usarlas cuando existieron.

Pero ahora estamos viendo un nuevo fenómeno: no son sólo las tendencias, sino sobretodo las marcas puntales de la estética Y2K las que están siendo resucitadas. Pensemos en el potente regreso de Blumarine, Diesel, la bolsa de nylon de Prada o el bolso “Saddle” de Dior.

Las marcas que hoy se están cotizando alto, especialmente vintage, son las marcas que triunfaban en los 2000 como Cavalli, Diesel, Miss Sixty, Ed Hardy, Von Dutch, Plein Sud o Juicy Couture. Gigantes como Urban Outfitters han aprovechado esta oportunidad de negocio siendo plataforma de venta de algunas de las marcas más icónicas, que han regresado gracias a varios factores:

Nostalgia

La moda puede ser una válvula de escape, tal vez por eso en esta época cargada de incertidumbre y densidad miramos con nostalgia los primeros años de la década de los 2000; porque los inicios de los 2000 fueron una era en la que la gente lo pasaba bien, había una sensación de alegría y esperanza y, sobre todo, despreocupación, especialmente pre 9/11.

Los primeros años de la década de los 2000 son unos años con una gran cuota de sensualidad y mucha confianza en una misma, y eso en la moda se tradujo en elecciones arriesgadas mostrando mucha piel y en mezclas atrevidas y llamativas.

Las tendencias de los 2000 empujan los límites de lo que se consideraba como aceptable o de buen gusto, de una manera divertida y espontánea. Y hoy volvemos a rescatar estas tendencias que nos recuerdan un período despreocupado, inocente y alegre.

Muchas de estas nuevas tendencias surgieron en la costa oeste de Estados Unidos, que acapara el foco de atención mundial debido a las celebridades, los paparazzi, la mediatización y el estilo de vida L.A.

El espíritu L.A. estaba en consonancia con el espíritu de los 2000: libre, desenfadado, sin pedir perdón ni preocuparse mucho por lo que dirán ni por las combinaciones impensadas e improbables, al igual que las decisiones espontáneas.

Surgen numerosas marcas que gracias a las celebridades que las usaban y los grandes logos, se transforman de la noche a la mañana en las marcas de culto de los inicios del milenio.

Por eso, una de las marcas que ha tenido uno de los regresos más sonados es Blumarine, cuyo director creativo Nicola Brognanoen ha logrado en sólo un par de temporadas resucitarla y volverla a posicionar como una de las marcas que está transformando el panorama de la moda actual, utilizando como referencia esa actitud atrevida, desfachatada y muy sensual pero a la vez inocente de la era y2k en sus diseños para la marca.

Siendo uno de los responsables de traer de regreso las tendencias que amamos odiar (o que odiamos amar) como transparencias, brillos, mariposas, cortes asimétricos en vaporosos vestidos, minis cortísimas y el temido corte a la cadera de faldas y pantalones.

Brognanoen, habiendo nacido en 1990 tomó literalmente los referentes de su infancia y a las celebridades de la época como inspiración para despertar a la marca con una nueva imagen. En sus propias palabras:

My Blumarine is more dirty, bitchy, sexier.
Nicola Brognanoen

Iconos Pop

La nostalgia no sólo devuelve a las tendencias de moda, sino que resucita como referentes a los iconos pop del pasado. Así, Paris Hilton, Britney Spears o Anna Nicole Smith nuevamente son relevantes y revalorizadas por una nueva generación.

Estamos hablando de las celebridades de la era pre redes sociales en las que cualquiera se podía convertir en estrella gracias al culto de la fama por la fama, especialmente en la costa oeste de Norteamérica.

Si antes se tenía acceso a los famosos casi exclusivamente en eventos y alfombras rojas, los 2000 son una época que marca el inicio del constante asedio a las celebridades y que borra la línea entre lo público y lo privado. Las fotos de la vida privada de estas famosas invadieron revistas y programas transformándolas en iconos de la cultura popular de la noche a la mañana.

Al igual que estos iconos pasan a ser de culto, también lo hacen las marcas que usaban en su día a día, como Ed Hardy, Von Dutch o Juicy Couture, que representaban este estilo de vida relajado y cómodo, a la vez que ostentoso.

Cuando las fotos de los paparazzi mostraban a Paris Hilton con chándal de dos piezas de Juicy Couture y gorra “trucker” de Von Dutch el efecto era inmediato, ésas eran las marcas que había que tener.

Todo pertenece al show y explotan así los programas de “reality TV” en los que las nuevas famosas juegan a enseñar su vida “real”. Casi todos los iconos pop de la época tuvieron su propio “reality” transmitido por E! Online, el canal dedicado casi exclusivamente al interés por la celebridad como bien de consumo.

Programas como “The Playboy Mansion”, “The Simple Life”, “The Anna Nicole Smith Show”, o los programas en que se mostraba la vida familiar de Britney Spears, Jessica Simpson o los Ozbourne. Tabloides y Tv mostraban este estilo de vida de lujos, y te introducían en un mundo de brillos, fantasías, osos de peluche, diamantes, mucho rosado y espontaneidad sin temor a las consecuencias.

Hipersexualización

Junto con el culto a las celebridades y el desenfrenado interés por su vida privada, esta era estuvo marcada por la hipersexualización.

Lo que se llevó a otro nivel cuando comenzaron a aparecer sex tapes que convirtieron en estrellas de la noche a la mañana a sus protagonistas. Pensemos en Paris Hilton, Kim Kardashian o Pamela Anderson.

El sexo vende y marcas como Diesel y Gucci por Tom Ford aprovecharon el destape de fines de los 90 e inicios de los 2000, empujando los límites de la censura en los medios a través de sus campañas explícitamente eróticas y sexuales.

El mostrar mucha piel y desafiar a los convencionalismos lo volvemos a repetir hoy y se vuelven a tomar como referentes figuras como las conejitas de Playboy, Carmen Electra o Pamela Anderson, a medio camino entre inocencia y femme fatale.

Athleisure

Esto es la vuelta del estilo relajado “de estar por casa”, pero para la calle.

Especialmente después de largos períodos de encierro durante la pandemia, lo que hace que volvamos a mirar a los 2000 es lo que hace despegar el athleisure, palabra que mezcla “athletic” (atlético o deportivo) con “leisure” (ocio). Es decir: ropa de deporte, pero usada fuera del gimnasio en el día a día.

Desde los accesorios en nylon de Prada a los chándals de dos piezas de Juicy Couture de “velour”, con el logo escrito en strass y los pantalones muy a la cadera; representaban la quintaescencia de la mezcla del nuevo “lujo” y comodidad.

Vintage

Finalmente, otro de los factores clave para el regreso de las marcas de los 2000 junto a las tendencias, es el “boom” que está viviendo el vintage como manera de comprar.

El vintage ha sido revalorizado para una generación que le exige a las marcas más que nunca un compromiso con la sustentabilidad y una responsabilidad ética y social en sus métodos de producción y venta.

Muchos nativos “gen z” prefieren únicamente comprar o intercambiar prendas y accesorios de segunda mano. Debido a esta nueva demanda, plataformas como Vinted o Depop han visto incrementar sus ventas y usuarios, especialmente durante la pandemia en adelante.

Estas nuevas tecnologías y la información al alcance de la mano hacen que ya no sólo se busque por producto, sino también por marca, revalorizando marcas “dosmileras” olvidadas e incluso denostadas.

Estas marcas desaparecieron tan rápido como llegaron, la recesión económica también contribuyó a que el estilo desenfadado y libre se sintiera fuera de lugar.

Los brillos Swarovski, la piel, la mini, los jeans a la cadera y el solarium fueron reemplazados por el estilo boho chic y luego por un estilo más oscuro, de ojos ultramaquillados, pelo decolorado, jeans pitillos rajados y leggings. Entre gótico y grunge, como respuesta a la hipersexualización y el desenfado anterior.

Casi todas ellas siguieron existiendo, muchas en las sombras. Y aunque hoy sus nombres son sinónimo de tendencia, pareciera que muchas de estas marcas no se han puesto al día con lo que el nuevo consumidor espera de ellas. A pesar de esfuerzos como los de Miss Sixty de contratar para su nueva campaña a una de las reinas de la “gen z” como Bella Hadid, o las colaboraciones con nuevas marcas como Koché en el caso de Von Dutch, pareciera que nada es tan efectivo como las piezas reales de los 2000, que es por lo que los consumidores siguen prefiriendo los modelos originales sin pasarlos por tanta colaboración, relanzamiento y re-maquillaje.


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